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LA TORMENTA

Se desató la tormenta

y me alcanzó el temporal

y me sentí transparente

bajo mi piel de cristal.

​

El viento sopló tan fuerte

que desnuda me dejó,

rodeada de miradas

que observaban sin pudor.

​

Inocente y atrevida

como una rosa de abril,

totalmente vulnerable

e inconsciente, me exhibí.

​

Mis secretos mas secretos,

dichos por mi propia voz,

se cayeron de mis manos

deslumbrados por el sol.

​

Asustadas, las palabras,

deambularon sin sentido,

por la arena de la playa,

por las piedras del camino...

​

Y ya nunca fueron versos,

nunca fueron emoción,

nunca fueron sentimientos,

ya nunca fueron pasión.

​

Tarde, demasiado tarde,

las intenté rescatar,

heridas y traicionadas,

no me han vuelto a perdonar.

MI LIBERTAD

Donde el destino se encuentra

con lo que no pudo ser

y el pasado reconoce

que no debió suceder.

​

Donde esperan los poemas

que siempre quise escribir

y se duermen las promesas

que nunca pensé cumplir.

​

Donde viven las canciones

que soñaba regalar

y sonríe la alegría

que no supe conservar.

​

Donde sangran las heridas

del amor y el desamor,

donde guardo el desencanto

y atesoro mi dolor.

​

Allí, donde no hay ventanas

ni puertas, para escapar,

allí me estará esperando,

paciente, mi libertad.

MEJOR NO MIRAR ATRÁS

Mejor no mirar atrás,

por si acaso la memoria

nos ha querido engañar,

y aquello que recordamos

nunca fué tan especial.

​

Por si se mueren las rosas

de aquel hermoso rosal

y las espinas del tiempo

nos matan de realidad.

​

Por si las hadas del cuento

nos empiezan a asustar

y comprendemos que nunca

las debimos despertar.

​

No quiero mirar atrás,

no podré seguir soñando,

si descubro la verdad,

-que aquello nunca fue cierto-,

fué bonito... Nada más...

LOS VIEJOS ROBLES

Los viejos robles dormitan

acunados por el sol,

como gigantes vencidos

por un extraño sopor.

​

De sus troncos malheridos

surgen ramas cenicientas,

donde la vida se esconde

disfrutando la pereza.

​

El entorno se acomoda

a su armonioso desgarbo

y espera, pacientemente,

a que acabe su letargo.

​

La brisa sopla en silencio

por no romper el encanto

y el silencio, transparente,

cubre todo con su manto.

​

Pero el invierno termina

y los robles se despiertan,

quitándose su disfraz

de naturaleza muerta.

​

La tierra se despereza

y ya duele la nostalgia

porque la belleza triste,

muere de verde esperanza.

ALMA DE CANCIÓN

Recordando en un bolero,

desgarrándose en un tango,

meciéndose en una nana,

quebrándose en un fandango.

​

Son letras desperdigadas

que se encuentran por azar,

son montones de palabras

empeñadas en rimar.

​

Son sentimientos dormidos

que ya no quieren dormir,

son recuerdos moribundos

que se empeñan en vivir.

​

Son melodías que hablan

de placer y de dolor,

son fotos en blanco y negro

y postales en color.

​

Son historias agridulces

derramadas en papel,

son cicatrices antiguas

tatuadas en mi piel.

​

Mis poemas se derriten

en el fondo de un cajón

y aunque no los cante nadie,

tienen alma de canción.

Ancla 1
Ancla 2
Ancla 4
Ancla 3
Ancla 5

EL ASFALTO DE MADRID

Su sombra se contonea,

silenciosamente gris,

peligrosamente cerca

del asfalto de Madrid.

​

Caminando muy despacio,

apenas sin avanzar,

como quien no tiene prisa,

como quien teme llegar.

​

Perdido, más que perdido,

porque no sabe por qué,

ni sabe por qué ha venido

ni a dónde quiere volver.

 

El olor de la derrota

perfuma toda su piel,

por eso, no tiene miedo,

el miedo vive con él.

 

Nadando en un vino amargo,

a veces, consigue ver,

un jardín lleno de flores

y una casa de papel.

 

Ese momento del día

es el que le gusta más,

cuando los sueños parecen

que tocan la realidad.

 

Entonces elige un sitio

para tumbarse a dormir,

en cualquier rincón mullido

del asfalto de Madrid. 

​

MATILDE

Matilde no abre la puerta

porque no le gusta el sol,

ni los ruidos, ni la gente,

ni la civilización.

​

Tiene tesoros guardados

en bolsas del Hipercor

y pañuelos enrollados

con pastillas de jabón.

​

Periódicos atrasados

que hablan de un tiempo mejor

y una cajita amarilla

llena de cartas de amor.

​

Gatos y perros que duermen

encima de su colchón,

que dan cariño de día

y de noche dan calor.

​

Como nunca tiene prisa,

no le da cuerda al reloj,

le ha pintado una sonrisa

con forma de corazón.

​

Rebusca por las basuras,

cuando duerme la ciudad,

porque vive de las cosas

que no quieren los demás.

​

Ser la loca de su barrio,

no le ofende, le da igual,

porque ella siempre ha pensado

que estar loca, no está mal.

​

Y aunque casi no recuerda

lo que le asustaba tanto,

no tiene ninguna duda

de que le sigue asustando.

​

Me das envidia Matilde,

yo sigo viviendo aquí

y entiendo, perfectamente, 

por qué no quieres abrir.

SOLDADITO VALIENTE

Eras demasiado joven

para negarte a morir,

cuando tus manos morenas

empuñaron un fusil.

​

Veterano de otras guerras,

ese fusil vacunado

contra el dolor y la sangre,

caminó siempre a tu lado.

​

Te defendió de enemigos

muy parecidos a tí,

suicidas involuntarios

que matan para vivir.

​

Pasó contigo las noches

largas, de frío y calor,

cortas, porque el miedo araña,

con la luna y con el sol.

​

Te viene grande el disfraz

de soldadito valiente,

tu boca no quiere hablar

pero tus ojos no mienten.

​

Ya sabes que te utilizan

como carne de cañón,

que te alimentan de odio

para engordar su ambición.

​

Joven, demasiado joven

para no poder llorar,

viejo, demasiado viejo

para poder escapar.

​

ALONDRA

Dice que se llama Alondra

y siempre quiso volar,

femenina y delicada

mariposa de cristal.

​

Sus ojos de terciopelo

esconden mucho dolor

es una dama atrapada

en un cuerpo de señor.

​

Cuando no la escucha nadie

canta con voz de tenor,

boleros atormentados

de un inconfesable amor.

​

Ensaya frente al espejo

mientras se retoca el pelo,

porque desde pequeñita

soñaba con ser modelo.

​

Pero todas las mañanas

se despierta con Alberto

que le da los buenos días,

masculino y somnoliento.

​

Luego se pone un vestido

y zapatos de tacón

y una chaqueta de cuero

de auténtica imitación.

​

Y deja que la libere

la jungla de la ciudad

por escapar de la cárcel

de su propia realidad.

​

Podría escribir un libro

hablando de las miserias

de machos adinerados

que juran no conocerla.

​

Su carné de identidad

dice que se llama Alberto,

pero ella nunca ha hecho caso

de ese absurdo documento.

​

QUISIERA SER

Quisiera ser la luz que te acaricia

cuando muere la tarde derrotada

y reflejo de luna silencioso,

para esperar contigo la mañana.

​

Quedarme junto a tí, como una brisa,

sin que sepas de mí, sin poseerte,

enredarme en las hebras de tu pelo

y vivir en tu pelo, eternamente.

​

Dormirme por el borde de tu almohada,

en la curva caliente de tu cuello,

respirando del aire que respiras,

soñando que me buscas en tus sueños.

​

Y morirme de amor, dulce agonía,

de soledad, enferma y desahuciada,

sintiéndote tan lejos y tan cerca,

sabiéndome invisible a tu mirada.

Ancla 6
Ancla 7
Ancla 8
Ancla 9
Ancla 10
© 2016 por Aurora Velasco Ojalvo
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